A veces buceando en el
ciberespacio se lleva uno sorpresas, la mayoría desagradables cuando
no de mal gusto, pero otras te despierta la curiosidad. Este es uno
de esos casos, ya desde hace bastante tiempo viene apareciendo un
dato de forma recurrente, y es el de la existencia de un territorio
español en Oceanía. Como cualquier profesor de Geografía e
Historia ante esta noticia se puede reaccionar con una sonrisa,
cuando no con una sonora carcajada, pero sin embargo son de esos
datos que despiertan la curiosidad.
La cuestión sacada de contexto no
deja de ser un fricada como muchas otras, que aparecen en la red,
pero cuando uno profundiza resulta que este no es su origen, si no
que incluso en algún momento de la historia contemporánea ha sido
tratado en el Consejo de Ministros, que a día de hoy tampoco es que
sea garante de fiabilidad alguna.
Después de esta larga y banal
introducción paso a explicar el asunto.
Un investigador del CSIC (Centro
Superior de Investigaciones Científicas) el jurista Dº Emilio
Pastor y Santos en 1948 revisando los tratados del Archivo del
Ministerio de Asuntos Exteriores descubrió que legalmente el Estado
español podría hacer una reclamación de soberanía sobre algunos
territorios que habían pasado desapercibidos tanto para los juristas
como diplomáticos españoles y extranjeros del siglo XIX y XX, se
trataría en concreto de cuatro islas o atolones en el Océano
Pacífico conocidas en las fuentes como Os Güedes, Coroa,
Ocea y Pescadores, cuya ubicación se encuentra entre
Melanesia y Micronesia.
Tenemos que tener en cuenta que la
zona había sido explorada por los españoles a lo largo del siglo
XVII, en el caso que nos atañe parece que fueron descubiertas por
la expedición dirigida por Hernando de Grijalva a bordo de la nave
Santiago allá por 1537. La narración de dicha expedición fue
recogida en el llamado “Tratado dos Descobrimientos” redactado en
1555 por Dº Antonio Galvao, al recoger los testimonios de los
supervivientes de la expedición tras su rescate.
La base legal sobre la que podría
sustentar dichas reclamación es que dichas posesiones no aparecen
contempladas ni en el tratado hispano-estadounidense (Paz de París
de 10 de diciembre de 1898, ni su posterior corrección de 1900 por
el que se cede la soberanía sobre las islas Cagayán y Sibutú en el
Mar de Joló), ni en el Tratado germano-español de 30 de junio de
1899 por el que se cedía al Imperio alemán los archipiélagos de
las Carolinas, Palaos y Marianas (excepto Guam) a cambio de 25 millones de pesetas de
la época, y una serie de prerrogativas como la posibilidad del
establecimiento de una serie de depósitos en dichos archipiélagos
destinados a la marina española, tanto de guerra como la mercante
incluso en tiempo de conflicto bélico. Ante la insistencia de Pastor
y Santos logró que el tema llegara el 12 de enero de 1949 al Consejo
de Ministros presidido por Francisco Franco que declaró que los
derechos sobre las islas “subsistían”, aunque “mientras no se
aclare el asunto, procede esperar antes de efectuar gestión alguna”
y desde entonces, así quedó la cosa, y ningún gobierno posterior
ha mostrado interés sobre el asunto.
En 1950 Dº Emilio logra que el CSIC le
publicara el libro “Territorios de Soberanía Española en
Oceanía”, donde intenta justificar su hipótesis de la españolidad
de dichas islas y los posibles beneficios que reportaría su
ocupación, planteando un proyecto de colonización de las mismas.
Esto sobre el papel esta muy bien, pero lo cierto es que si consultamos cualquier atlas geográfico no encontraremos ninguna isla que se corresponda a dichos nombre, con lo cual aparece un nuevo problema cuales son realmente estas islas que había identificado Dº Emilio Pastor y Santos como partes integrantes de la Soberanía Española.
Si utilizamos cartografía antigua (finales s. XIX) en la que aparecen los límites de los imperios coloniales en el Pacífico, podemos intentar dar solución a esto. Utizando el Mapa de Richard Andree de 1895 podemos apreciar las fronteras entre las posesiones alemanas, españolas y holandesas en la zona.
Si nos fijamos fuera del conjunto formado por los archipiélagos de las Carolinas y Palaos y por encima de la Frontera Germano-Española aparecen una serie de islas nombradas de la siguiente forma Mapia (justo encima de Nueva Guinea), Greenwich, Nukuor y Matador, que se corresponderían respectivamente con Os Güedes, Pescadores, Coroa y Ocea. A día de hoy estas islas reciben otras denominaciones Mapia, Kapingaramangi y Nukuoro, el caso de la isla Matador se desconoce su ubicación exacta y probablemente se trata de algún tipo de arrecife o fondo marino de la zona que en el pasado se encontraba emergido. Estos atolones forman parte hoy de Indonesia (Mapia) y los Estados Federados de Micronesia (Kapingaramangi y Nukuoro).
En cuanto a la cuestión de la Soberanía Española sobre estos territorios en su época tuvo un carácter testimonial, no hubo proceso colonizador, ni asentamiento estable por parte de los españoles ni de la administración, con lo cual la soberanía recaería en todo caso sobre sus posibles habitantes. En cierto modo no tiene sentido reclamar a día de hoy un territorio del cual la mayor parte de los españoles desconocen su existencia, además de tratarse de territorios de escaso valor económico (razón última que prima en muchos casos ante este tipo de reclamaciones). Se trata de un olvido de administrativo, de los cuales existen tantos, pero que en este caso afecta a un fundamento del propio estado como es reconocimiento de la soberanía sobre sus territorios. El mundo es así.
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